Reflexionemos sobre la salud mental a través de las siguientes palabras:
(La autora es alumna del instituto).
Conocido o no, hoy es el Día Mundial de la Salud mental.
Es un tema que al mundo aún parece que le es algo tabú. No
se suele hablar del sufrimiento que no se ve. No nos han enseñado nunca, a
ninguna generación, saber gestionarnos a nosotros mismos por dentro. Tampoco
nos han enseñado a cómo ayudar o qué hacer cuando una persona sufre por dentro.
Siempre hemos escuchado que hay que ayudar a las personas,
apoyar a nuestros seres queridos, escuchar y hablar con las personas que lo
necesitan, pero ¿sabemos hacerlo?
Existe la depresión, la ansiedad, la esquizofrenia, la
bipolaridad, el TDAH y cuántos más trastornos mentales que no sabemos. Cuántas
somos las personas que padecemos de alguno de estos y no sabemos cómo pedir
ayuda o simplemente saber que están ahí.
Otras frases muy conocidas, escuchadas y dichas por todos
nosotros son Tienes que ser fuerte, Tú puedes con esto, Tienes que ser
feliz que la vida es una y muy corta, Eso no es nada; son tonterías tuyas, No digas esas cosas que eres muy joven, No estés mal, No llores. A todas
las personas que sólo saben decir eso y creen que así ayudan a los demás,
parad. No provoca nada bueno escuchar frases así, porque haces sentir
infravalorada a la persona y minimizas los problemas de quien se lo estás
diciendo. No digo que lo hagáis con mala intención, sólo para que sirva como
aprendizaje.
Deciros a todos que no está mal llorar. No tienes que estar
bien todos los días. No tienes que sonreír sí o sí los 365 días del año. No
tienes que fingir que en tu vida o en ti mismo está todo bien, si no es así. No
tienes que cargar con los problemas que no te pertenezcan. No tienes que estar
para los demás si tú mismo no estás bien. No tienes que tirar tú de todo. No
tienes que solucionarles la vida a los demás. No tienes por qué poder con todo.
Cuando veas que tu mundo se cae, que algo no anda bien, que en vez de comerte
el mundo, él te come a ti, que las cosas no salen bien, pide ayuda. No está mal
pedir ayuda. No está mal dar sólo un 5% de ti si no puedes dar el 100%. No está
mal hacer una pausa y dejarlo todo para tener más tiempo y espacio para ti.
Quererse, entenderse y conocerse a uno mismo es muy importante.
Las personas somos mundos totalmente diferentes y nada de lo
que sentimos o experimentamos lo hacemos de la misma forma. Cada uno de
nosotros tenemos necesidades diferentes. Nuestras emociones también son
diferentes. La personalidad también lo es. Somos dueños de nosotros mismos;
sólo nosotros sabemos cuánto nos duele algo, la manera en la que nos afecta y
la forma en que es mejor gestionarla. Sabemos qué es lo que necesitamos o qué
nos apetece. Lo que para mí es importante no te da el derecho para que vengas
tú a minimizarlo o decir que es una tontería. Si yo pido tiempo y espacio, tú
tienes que respetarlo porque es lo que necesito. Cuando te pida que me escuches, que necesito hablar, es para que lo hagas y no para que me digas que no
quitándole importancia a lo que necesito.
La sociedad por la que estamos rodeados no hacemos ni la
mitad de lo que deberíamos por visibilizar estos casos. La mayoría de las veces
sólo hace falta informarse, aprender, preguntar, hablar. Si de verdad quieres
ayudar, pregúntale a la persona qué es lo que necesita; aunque es cierto que en
muchas ocasiones sólo podamos escuchar o estar ahí, pero eso también ayuda.
Observa a las personas de tu alrededor, pregúntales cómo
están por dentro, preocúpate por conocer cómo se sienten. No permitamos que el
número de suicidios aumente por no haber sabido ayudar.
Sin salud mental no hay salud.