Para eso, los profesores han leído antes de empezar cada clase un poema diferente. Comenzar las clases escuchando un poema es algo realmente motivador.
Uno de esos poemas es el titulado Al final de la poeta Irene Sánchez (1967)
"Los ojos no ven, el corazón presiente."
Octavio Paz
Que pocas cosas duelen. Digamos, por ejemplo,
que se puede no amar de repente y no duele.
Duele el amor si pasa
hirviendo por las venas.
Duele la soledad,
latigazo de hielo.
El desamor no duele. Es visita esperada.
No duele el desencanto. Es tan sólo algo incómodo.
Somos así, mortales
irremediablemente,
sin duda acostumbrados
a que todo termine.