miércoles, 6 de junio de 2018

Concurso de Poesía y Microrrelato 2018 III


Ganadora en la categoría de poesía
Rocío Delgado Delgado
2.º Bachillerato A

Pura poesía
Ella, pura prosa.
Él, verso escondido.
Sonrisas limpias bajo una turbia mirada. Atónitos, recontaban sus besos sin miedo.
Ella, melancólica.
Él, atareado.
Ella, indecisa.
Él, asqueado.
Extraña fusión de cuerpos que laten a distancia con distinto pulso y semejante energía. Se desgastaban entre en el entorno, se mezclaban entre las frías y lúcidas sábanas. Respiraban con fatiga, cada vez con más intensidad y más, y más, y más. Retumbaba por la sala sus jadeos, era constante. Se tapaban los oídos todos los presentes. El continuo murmullo se hacía más notable.
Ella, convencida, salió de la sala sin un rumbo fijo.
Él, contento, seguía su trazo dibujado.
Distintos caminos, ánimas revueltas, palabras efímeras, ambos rotos.
Ella, entrelazaba su pelo con el aire. Entre sus dedos sostenía algún que otro texto de Epicuro.
Él, le recitaba muy flojito poemas de Baudelaire.
Ella, lo contemplaba atónita.
Él, le introdujo cada verso escondido en sus insignificantes oídos.
Ella, danzaba sobre el papel sin dudarlo.
Él, la pintaba sin medida exacta.
Ella, volaba entre las misuras de sus labios.
Él, caía sobre la estepa patagónica.
Ella, deslizaba sus manos.
Él, localizaba cada gesto.
Ella, escapaba de nuevo.
Él, sonrojado la seguía.
Ella, descendía su velocidad.
Él, la aumentaba.
En el centro, caían las palomas.
Ellos, se levantaban.
Y se sujetaban con un mínimo tacto entre sus delicados dedos.
Él, se medicaba.
Ella, medicina.
Segundos después, dos jóvenes se veían a lo lejos. Sin miedo, con ganas. Adrenalina que se transmitía desde sus caras.
Ella, desde un acantilado saltaba.
Él, hacía alguna que otra acrobacia.
El agua, pasiva, se desplazaba con el movimiento de sus cuerpos.
El cielo robaba mil estrellas para esclarecer la luz sobrante.
Un ligero descenso, unidos, agarrados y sin temblor. No había nada que los parase. Ni nadie que lo impidiese. Sólo ella y él.
Ella, voz a pulmón de él.
Relojes que suenan con un áspero tic-tac, tic-tac....

Ella, pura poesía. 
Él, verso escondido. 

*

Finalista en la modalidad de poesía de Bachillerato
Carmen María Martos Liébana
1.º Bachillerato B

Sentencia de muerte
Palabras sin sentido escapan de mi lengua,
volviéndola enredadera sin darle tregua,
palabras que devoran el silencio
amedrentando vuestro aliente.
Jadeos desbocados,
congelándose en llantos y lamentos
impregnados en hilos de sangre,
entremezclándose con pensamientos descabellados
y gritos susurrados.
Mis palabras se mantienen latentes
en vuestras mentes,
recordándoos la muerte de una inocente.